Hace mucho tiempo, en un campo a las afueras de una gran
ciudad, vivian un anciano y su nieto. El abuelo queria darle una enseñanza a su
nieto y esto fue lo que hizo:
El anciano tomo 1 semilla de mostaza y le dijo a su nieto:
-ves esta pequeña semilla?, es tuya, siembrala y ve lo que pasa-. El ninio, un
tanto incredulo le dijo a su abuelo: -esta bien abuelo, sembrare la semilla-. El
niño, con total inocencia, siembra la semilla, pero pensó: - Una semilla tan
pequeña no va a dar muchos frutos, de seguro nacerá un arbol pequeño -.
Pasaron los años y el niño ya es un joven, su abuelo, ya muy
anciano, lo lleva al lugar donde el niño plantó la semilla y le dijo: - Ves
aquel frondoso y grande arbol que esta frente tuyo?, esa es la semilla que
plantaste cuando eras solo un niño, se que ha pasado mucho tiempo para que sea
un arbol grande y fuerte y para que el diera mucho fruto. Sabes hijo, asi es la
vida del
hombre, cuando viste la pequeña semilla en tus manos, creiste que no creceria
mas que un pequeño arbusto, pero mira, crecio y es un gran arbol. Creiste que
no daria fruto en abundancia, pero yo ya he cosechado 7 veces. -
Muchas veces creemos que, porque algo es pequeño y fragil no
sirve para hacer grandes cosas, hoy te digo que no es cierto. En las cosas mas
pequeñas hay cosas enormes que quieren salir y relucir.
Dijo Jesucristo: Dejen que los niños vengan a mi y no se lo
impidan, porque de ellos es el Reino de los Cielos. No impidan a los niños a
hacer sus sueños, denle animos, rieguen sus sueños con apoyo, mañana esos
sueños serán enormes realidades.
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