37 En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: —¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba! 38 De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva.Juan 7
Cuando Jesucristo dijo estas palabras estaba en Galilea, en esos dias se celebraba una fiesta que se llamaba del Tabernáculo. La fiesta de los tabernáculos llamada Sucot era una de las principales solemnidades de los israelitas. Se celebraba en el mes de Tishrei (primer mes del calendario hebreo) y duraba siete días duante los cuales habitaban bajo tiendas y enramadas en memoria del tiempo en que sus padres habían vivido bajo ellas antes de entrar a la Tierra Prometida. Se ofrecía en cada uno de estos días un cierto número de víctimas animales en holocausto y un macho cabrío en sacrificio.
Sed, ¿que es la sed?, la sed es la ansia de beber liquidos por la abstinencia o falta de agua en el organismo, pero sabemos que Cristo no hablaba de una sed fisica, sino, hace referencia a la sed espiritual que en un momento los seres humanos tenemos en nosotros, pero no es una sed cualquiera, es una sed que tenemos de Cristo, una sed que es una sed desgarradora, una sed sin tregua, una sed que, como una persona en el desierto, pone esas ansia de seguir buscando en sitios en donde no hallaremos agua que tomar.
Si miramos la historia del pueblo de Dios, vemos como en muchas ocaciones el pueblo de Israel camino por desiertos y camino largas distancias, pero ahora vemos que los desiertos no son fisicos, ahora los desiertos son espirituales, caminamos esos desiertos sin rumbo aparente, sin agua que beber, en medio de una sequia espiritual muy grande, debido a pecados que, en ocaciones crees que son imperdonables, como el adulterio, la fornicacion, la lascivia, la pornografia, la homosexualidad y otros pecados que secan el espiritu, pero hay una roca en medio del desierto, de la que brota agua, esa roca es Cristo y quiere darte a beber de esa agua.
Jesucristo, en esta y otras ocaciones, como la ves de la samaritana (Juan 4:1-32), nos hace una invitacion para que bebamos del agua viva que es El mismo, para que nuestra sed sea saciada por El. Beber de esa agua viva significa mas que abrir nuestro corazon a El, es mas, es tener una cercania, una intimidad con El. Dice el versiculo 38, que si creemos en El de nuestro interior correran rios de agua viva. Este rio no es como cualquier otro rio, este rio es un torrente de bendicion, pero debe de brotar de nuestro interior, ese rio es el rio del Espiritu Santo que corre en nosostros y calma la sed de nuestro interior.
En el desierto espiritual es como aquella peña que Moises toco con la vara y de ella bebio el pueblo de Israel, en aquel desierto espiritual, esa peña del cual podemos beber nosotros agua y saciarnos la sed que tenemos, es Cristo, nuestro Señor. Pero, para que de nosotros brote ese rio, debemos creer en El, no en la necesidad, no en la angustia, no en la desesperacion, sino, creer siempre en que El estara con nosotros... SIEMPRE!!!
Dios te bendiga.
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